Benaoján es una localidad conocida dentro y fuera de nuestras fronteras por sus chacinas, aunque de unos años a esta parte el pan les restó protagonismo. Más concretamente, los molletes tradicionales que elaboran en el obrador Máximo.
En su pequeña panadería toman forma cada día entre 1.500 y 1.700 piezas de este pan que recibió los elogios de algunos de los críticos gastronómicos más respetados del país y que logró llegar a restaurantes de gran prestigio que los utilizan para sus elaboraciones.
Un éxito que incluso tiene su reflejo en chefs con estrella Michelin que los han llevado a sus gastrobares que están recomendados por la famosa guía roja. La Cosmopólita en Málaga y Tragatá en Ronda son dos ejemplos. Además, recientemente han dado el salto al mundo estrellado y llegarán al restaurante barcelonés Aleia, distinguido con una estrella Michelin.
Al frente de esta histórica panadería se encuentra Pedro Heras, que tomó el relevo de su padre para mantener el relevo generacional y que sigue manteniendo la misma forma artesanal de elaborar estos molletes tan especiales que presentan un exterior crujiente y un interior muy jugoso.
El proceso sigue siendo el mismo que les enseñó su abuelo, a base de harina, agua, sal y masa madre. Una vez que esta combinación sale de la amasadora todo se hace de forma manual, incluido el palmeo de los mismos, un aspecto que este panadero considera fundamental para que sus molletes tengan unas cualidades tan características.
A pesar de su éxito y de llegar a entrar en el mundo Michelin, sigue siendo fiel a las pequeñas tiendas de barrio que son las que le dieron la oportunidad de crecer cuando buscó ampliar mercados y salir de su municipio con sus molletes.
Además, en su obrador también se elaboran las tradicionales tortas de chicharrones, otro producto que es típico de este municipio y su vecina localidad de Montejaque
