La bodega Descalzos Viejos es una de las más antiguas de la Serranía e integrante de aquel primer grupo de emprendedores que pusieron los pilares que dieron origen al pujante sector vitivinícola actual. Situada en la cornisa del Tajo en un antiguo convento trinitario, el edificio fue sometido a un proceso de recuperación y restauración que hoy lo convierte en un importante reclamo de Ronda.
En la actualidad gestiona unas 11 hectáreas de viñedos con diferentes variedades de uva con las que se elaboran cinco tintos y un blanco (DV CHARDONNAY DV, DV +,DV AIRES, DV LAS SANTAS/IUSTA, DV LAS SANTAS/RUFINA). En total, en función de la vendimia, cada añada cuenta con una tirada de entre 35.000 y 40.000 botellas que se destinan principalmente al mercado nacional. No obstante, también realizan exportaciones puntuales a mercados como EE.UU, Suecia, Bélgica, Suiza o Italia, entre otros.
«Queremos que se nos beba en la Costal del Sol«, dice Flavio Salesi, uno de los socios de la misma. Y es que el mercado del litoral malagueño es uno de los grandes consumidores de vinos de España. Además, también cuentan con distribuidores en las otras provincias andaluzas como pueden ser Cádiz o Sevilla. «Nosotros estamos apoyando en estos momentos a la gente que siempre estuvo con nosotros», dice Salesi
Eso sí, a nivel interno están reforzando la producción de su Chardonnay con la plantación de dos hectáreas de esta variedad que permitirá ampliar en el corto plazo las botellas de su vino blanco, una referencia que suele agotarse antes de finalizar las añadas.
De momento la bodega está centrada en el crecimiento de sus vinos que se elaboran bajo la dirección del enólogo, Vicente Inat, un profesional vinculado a los vinos rondeños desde los primeros momentos y que llegó a esta bodega poco después de arrancar su andadura.
Dimitri, un vino de estrellas Michelin
Además de las referencias que se encuentran en el mercado también cuentan con elaboraciones especiales como Dimitri, un vino bajo velo de flor del que se hacen tan solo unas docenas de botellas y que únicamente puede consumirse en el biestrellado restaurante rondeño Bardal.
No obstante, la última novedad de la bodega es la producción de una edición limitada de dos aceites de oliva virgen extra de cosecha temprana. Uno de ellos filtrado y el segundo sin filtrar. Unas botellas de medio litro para consumo en crudo que está a la venta en la propia bodega. «Es un complemento para nuestros vinos», explica Francisco Retamero, el otro socio del proyecto.
Además, también destacó la gran cantidad de actividades culturales que se desarrollan en este espacio y que pasan por la presentación de libros, conferencias o diferentes actuaciones musicales, lo que hace que Descalzos Viejos sea más que una bodega.
Precisamente, Flavio Salesi resalta este aspecto del proyecto y que hace que los vinos se rodeen en su propio lugar de elaboración del ambiente en el que es probable que sean consumidos durante un rato de lectura o mientras se escucha música, además de en las comidas.
