Llega la Semana Santa y con ella los dulces típicos de estas fechas entre los que la torrija es su gran estrella. Confeccionada a base de pan mojado con una disolución de leche con limón o naranja a la se añaden otros ingredientes en función del creador, posteriormente son fritas o horneadas. Una vez cumplido este paso toca cubrirlas con azúcar y canela, miel o crema pastelera que suele ir caramelizada con un golpe directo de calor.
Unos sabores tradicionales a los que se han unido una infinidad de sabores que han hecho que algunas vitrinas de pastelerías se conviertan en un mar de dudas para el cliente ante la gran variedad de opciones existentes.
Unos ingredientes a los que en el obrador del centro Icara añaden otro más, integración. Allí un grupo de jóvenes con capacidades diferentes forman parte del equipo que se encarga cada día de elaborar sus panes y dulces entre los que no faltan las torrijas en estas fechas. «Ellos son el alma del obrador», dice Salvador, responsable del mismo.
No rehúyen ninguna de las tareas que se le puedan encomendar. Igual trabajan en la preparación del pan brioche que utilizan para hacer este dulce y que necesita 24 horas de fermentación, que se ponen a bolear o tiran de guantes especiales para sacar los panes ya cocidos del horno.
En su caso utilizan este tipo de pan para proceder a su horneado en lugar de freírlas, evitando así este paso y hacerlas más saludables. Eso sí, antes siguen teniendo que ser pasadas por huevo.
De momento las torrijas llevan ya varias semanas en sus vitrinas y para la próxima semana preparan tres días (lunes, martes y miércoles) en los que tan solo producirán torrijas, eso sí, de muy variados sabores. Entre ellas se encuentran de sabores como café irlandés, mango o naranja, entre otros.
