Ana de Castro es el alma máter de este proyecto de recuperación de variedades autóctonas que se desarrolla en la bodega rondeña La Melonera. Además, defiende que estas uvas se adaptan mejor que otras a las especiales condiciones climáticas que presenta la Serranía de Ronda, hasta el punto de que son las últimas en vendimiarse cada año pese a las altas temperaturas.
Un centro experimental de investigación que buscaba recuperar algunas de aquellas variedades que en el pasado, antes de que la filoxera arrasara las 20.000 hectáreas de viñedos que tenía la comarca, eran habituales para sus viticultores.
Una de las variedades fijadas como objetivo, Melonera, da nombre al propio proyecto impulsado por empresarios del Priorat que se fijaron en una finca de dehesa de encinas en cuyas zonas abiertas se han ido introduciendo viñedos dentro de un proyecto muy particular, ya que también cuentan con autorización para la construcción de viviendas de lujo que incorporan su parcela de viñedos y su propia bodega privada en el interior.
Lejos de este apartado del negocio que ahora comienza a tomar forma tras años de trabajo con las primeras viviendas, los técnicos de la bodega llevan desde el primer momento entregados a conseguir que la variedad de uva Melonera fuese reconocida y autorizada por la Junta de Andalucía, algo que lograron tras años de investigaciones y estudios sobre la misma en una pequeña parcela experimental.
Ahora, una vez autorizada, queda la siguiente fase, que es su reconocimiento por parte del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Málaga, Sierras de Málaga y Pasas para su incorporación al catálogo que permitiría a sus productores la elaboración de vinos bajo esta denominación.
De Castro habla con pasión de este proceso aunque reconoce las dificultades y los momentos complicados que han tenido que superar para poder llegar a este punto.
En cuanto a los vinos que se pueden elaborar con la misma también asegura que pueden ser de primer nivel, hasta el punto de que esta primera añada, de la que tan solo de disponen de un pequeño lote de botellas porque solo se cuenta con una barrica, «es el vino más elegante que tenemos en la bodega sin duda».
De Castro es una apasionada de su trabajo y, posiblemente, una de las mayores expertas en la recuperación de este tipo de variedades. Un trabajo silencioso pero que conllevó una investigación científica y de campo para conseguir que esta variedad que se daba por desaparecida vuelva a la vida y se permita su plantación para la elaboración de vinos. Un trabajo hecho desde Ronda para el resto del país.