Pasear por la calle Nueva de Ronda es sinónimo de restauración con una amplia oferta de locales que ofrecen comidas muy variadas. Allí, casi en mitad de la calle suele llamar la atención una de sus terrazas por la gran cantidad de clientes asiáticos que suele tener. Y es que el restaurante Puerta Grande, uno de los más antiguos de la zona, es una especie de ‘casa’ de Asia para los numerosos turistas de Corea del Sur, China y Japón que llegan hasta la ciudad del Tajo.
En su interior la imagen no es diferente, con su salón lleno de clientes de origen asiático y en el que es complicado encontrar una mesa con otras nacionalidades. Algo que también tiene una explicación, ya que, según explica uno de los comensales surcoreano «este restaurante es muy famoso en mi país». Hasta el punto de que su equipo llegó a desplazarse a su capital, Seúl, para realizar demostraciones de su cocina.
Este restaurante es muy famoso en mi país
Un éxito en esta parte el mundo que el propietario del restaurante, Carlos Ponce, cree que se debe solo a una cuestión. «Le damos un buen servicio y producto de calidad», señala. Y es que en su carta no hay nada especialmente adaptado para sus gustos, se trata de cocina tradicional andaluza. Además, algunos de los platos se terminan de preparar delante de los clientes o se incorpora un toque de sifón a bebidas tan conocidas como el tinto de verano.
Educados y muy respetuosos
Ponce se deshace en elogios hacia su clientela mayoritaria, ya que representan casi sobre un 70% de la misma. «Son muy educados y respetuosos, es raro que algunos vengan sin reserva», dice. Además, destacan por su puntualidad a la hora de llegar al restaurante. «Si llegan antes esperan en el exterior hasta que les atendamos», señala.
Ellos quieren conocer nuestra gastronomía
En cuanto a sus gustos culinarios, explica que la gran mayoría de ellos acude para probar los platos más tradicionales entre los que el rabo de toro es una de las elaboraciones estrella. Tampoco falta el jamón, elaboraciones con el ciervo como protagonista o los pescados, entre los que destacan los preparados a la sal. «Piden de todo, ellos quieren conocer nuestra gastronomía», dice Ponce.
Eso sí, desde el restaurante también tienen pequeños guiños hacia esta clientela como tener los aseos en su idioma o el haber aprendido algunas frases para dirigirse a ellos también en su idioma para temas como saber si todo está bien.