Es una de las fechas marcadas en el calendario. La saca de una nueva añada de Dimitri, el primer vino bajo velo de flor rondeño, se ha convertido ya en un momento especial del año. Además, acaba de cumplir los 10 años y ya se hace mayor.
Creado exclusivamente por la bodega Descalzos Viejos para el biestrellado restaurante Bardal de Benito Gómez, este año tan solo se dispondrá de 79 botellas. Una edición limitadísima que podrán degustar los clientes de este restaurante rondeño que ha sido elegido también por al guía Macarfi como el mejor de Andalucía.
El mimo y el ritual que se sigue cada año es idéntico. Cada botella es llenada manualmente y sus corchos también se colocan uno a uno de forma manual. Todo ello previa a la cata del enólogo de la bodega, Vicente Inat, dando el visto bueno a iniciar el ritual que parece sacado de otros tiempos. Y es que el marco de la nave central de la iglesia de este antiguo monasterio trinitario, convertida en sala de barricas, aporta su parte de misterio y majestuosidad al momento.
«Hacemos una saca muy chiquita, sobre un 10% o 15% y la gracia que tiene es la homogeneidad que tiene, no es como un vino de añada que cada uno tiene sus características de clima, aquí lo que se busca es un concepto y un vino que siempre sea parecido en función de si tenemos el velo más alto o menos», señala Inat.
«La gracia de este vino es que nosotros no hacemos el sistema de criadera y solera, lo que hacemos es un sobretablas en depósito donde se crea el velo de flor y ya desde ahí cuando hacemos una saca reponemos, en realidad son todo soleras», explica Inat.