La bodega Gonzalo Beltrán tiene sus orígenes en aquellos comienzos de la recuperación del vino en la Serranía cuando los primeros viticultores que siguieron los pasos del príncipe Alfonso de Hohenlohe y Federico Schatz se animaron a plantar viñas y devolver una imagen que en el pasado fue habitual.
La primera hectárea de las casi cinco que posee en estos momentos se ubicó allá por el año 2004 en la finca La Nogalera, en plena Hoya del Tajo, y con unas espectaculares vistas sobre el cortado rondeño. Precisamente, su perfil forma parte de la etiqueta de Perezoso, un monovarietal de syrah que sale de estas primeras viñas y que es la base del proyecto.
Tras unos primeros años complicados, en 2009 llega a la bodega Mariola López, una bióloga y botánica de profesión que se hizo cargo de este proyecto de su familia en un lugar por el que tenía mucho cariño desde pequeña, ya que pasó parte de su infancia en esta finca familiar. Por esa misma vinculación se decidió que fuese el nombre de su abuelo el que diese nombre a la bodega. «Llegué a un proyecto sin alma y creo que supimos encontrar nuestro camino con mucha ayuda», recuerda.
Tras unos años con este vino y tras comprobar que la bodega había encontrado su propio camino adquieren la finca Copero en la que plantan diversas variedades que dan origen a los vinos que se comercializan bajo la marca Resilencia. «Creo que es importante identificar de dónde procede cada vino», señala Mariola. Y es que considera que una de las características que hacen especial a la Serranía es su especiales características de cada parcela. «Pienso que es muy importante que el cliente sepa de dónde es cada vino», dice. Este es el motivo de que cuenten con dos marcas diferentes para sus vinos.
En la actualidad cuentan en esta parcela con variedades como Pedro Ximénez, Viognier, Monastrell, Malbec, Garnacha y Petit Verdot. Con ellas se elaboran los cuatro vinos Resilencia que tienen como base principal estas uvas y que en dos de los casos se trata de monovarietales como el tinto petit verdot y el rosado monastrell. Aquí también se encuentra una de las peculiaridades de la comarca con la producción de un vino blanco Pedro Ximénez blanco seco. Y es que otras de las filosofías implantadas es no comprar uva y elaborar solo en función de la producción que tienen sus viñedos. «Respetamos lo que la madre naturaleza nos da y no fluctuamos el precio en función de la producción», apunta.
Cinco vinos que se han convertido en una referencia de calidad y que está previsto que sigan avanzando en su introducción en el mercado, siendo en la actualidad Málaga, la Serranía de Ronda y la Costa del Sol el principal mercado al que están siendo destinados.
También están presentes en restaurantes de gran prestigio como Bardal (dos estrellas Michelín), Pedro Romero o Araboka en la capital de la provincia, entre otros.
Mariola insisten en la importancia del manejo de los viñedos para luego poder tener una materia prima que permita posteriormente obtener un producto de muy buena calidad. Unos trabajos que se realizan en ecológico y que incluyen también la utilización de técnicas de la biodinámica.
«Yo creo que si le damos a las plantas las mejores condiciones para que vivan eso se refleja luego en el fruto», señala Mariola, una enamorada del trabajo de campo que lleva el mimo a sus plantas hasta el máximo de los extremos.
Más que enoturismo
La bodega ofrece en sus instalaciones de la Hoya del Tajo la oportunidad de conocer sus viñedos y catar sus vinos, además de adquirir directamente aquellos que deseemos. Pero sus responsables buscan que sea una experiencia que llegue mucho más allá de un visita turística y que aquellos que lleguen al lugar tengan la oportunidad de sumergirse en toda la filosofía de cultivo y elaboración que tiene una pequeña bodega.
Además, también ofrecen la posibilidad de degustar sus vinos sin necesidad de realizar la cata. «Puedes reservar para venir aquí, comprar uno de nuestros vinos y degustarlo tranquilamente», explica Mariola. Eso sí, para ello es aconsejable realizar una reserva previa aunque la bodega está abierta de lunes a sábado en horario de 9:00 a 14:30. «Puedes llegar por la puerta y entrar que en ese horario aquí hay alguien», resalta.
Un enoturismo que hace posible un contacto directo con el cliente potencial al que se le puede explicar la filosofía de la bodega, el modo de trabajo y aquellos aspectos que hacen que estos vinos sean muy especiales y diferentes. Y es que en la comarca una de las singularidades es que viñedos muy próximos puedan producir vinos muy distintos por las especiales características orográficas y climáticas de la zona.