El sueño de José Antonio Itarte, fundador de la bodega rondeña Cortijo Los Aguilares, se hizo realidad este martes en el Museo Picasso Málaga con el lanzamiento de Breñal, su primer blanco. Aunque Itarte falleció en 2020 y no pudo ver completado el proyecto, sus responsables han hecho que aquel encargo que comenzó hace más de una década sea una realidad.
«Tras ganar el premio internacional para nuestro Pinot Noir me dijo que ahora teníamos que hacer un gran blanco del sur, creo que lo hemos conseguido y que estaría orgulloso», dijo Bibi García, directora técnica de la bodega, que se mostró muy emocionada recordando aquellos momentos durante la búsqueda de la mejor parcela para realizar la plantación.
Precisamente, durante el acto se tuvo un especial recuerdo a su figura y a su apuesta por crear grandes vinos en la Serranía de Ronda. Su viuda, Victoria San Gil, recogió un ramo de flores tras las sentidas palabras de Antonio Soto, al que su fundador quiso que formase parte del proyecto más allá de la distribución de sus vinos.
Un nacimiento que no estuvo exento de complicaciones por la complejidad de la parcela seleccionada para la plantación y la necesidad de completar todo el proceso para que la uva garnacha, una de las tres que lo componen, fuese reconocida por el Consejo Regulador de los Vinos Málaga y Sierras de Málaga. Un hecho que provocó incluso que tuviesen que plantar primero el porta injertos en solitario y una vez reconocida la variedad hacer el injerto de la misma tres años después.
En la búsqueda del suelo más adecuado para ello se recurrió a la experiencia del matrimonio Bourguignon, considerados como uno de los expertos en suelos y que fueron los encargados de decidir dónde se plantaría la nueva parcela.
Además de esta variedad también está compuesto por viognier y vigiriega, una uva esta última de origen andaluz que antes de la filoxera se cultivaba en toda la región y que ahora tiene un gran prestigio en Canarias tras su llegada desde Andalucía.
Primeras botellas en 2017
No fue hasta el año 2017 cuando se pudieron elaborar las primeras 100 botellas que no llegaron al mercado. Aquella producción quedó para las catas internas y para comprobar la evolución del vino.
Las añadas sucesivas han servido para perfilar este vino que dentro de pocas semanas llegará al mercado con unas características muy especiales marcadas por su terreno rico en cuarzo y caliza y las hierbas silvestres de sus alrededores como romero, tomillo, retama o jara. Unos aromas que consideran los responsables de la bodega que están en todos sus vinos pero que están especialmente marcados en este.
La directora técnica de la bodega, Bibi García, destacó que se trata de un vino «muy mineral» y que considera que tiene un gran potencial de crecimiento. «Es un vino mediterráneo de altura y de calidad», dijo García. Además, destacó las especiales cualidades que le confiere que su uva proceda de la parcela de mayor altitud de la finca que hace que tenga mucha oscilación térmica. Precisamente, este aspecto considera que «hace que sea un vino maduro, que tiene los aromas propios del clima cálido pero con una frescura y una acidez enorme».
