Federico Schatz, alma de la recuperación de los vinos de Ronda

La bodega cuenta en la actualidad con seis vinos en el mercado, cuatro tintos, un blanco y un rosado, que tienen un importante reconocimiento por su calidad

Federico Schatz catando uno de sus vinos

La bodega cuenta en la actualidad con seis vinos en el mercado, cuatro tintos, un blanco y un rosado, que tienen un importante reconocimiento por su calidad

Federico Schatz catando uno de sus vinos

La historia del vino de Ronda no se entendería sin aquel alemán ‘loco’, así se define el propio Federico Schatz, que allá por el año 1982 decidió plantar las primeras viñas en su pequeña parcela de terreno situada en las primeras estribaciones de la carretera que conduce hacia las ruinas de Acinipo y con unas vistas privilegiadas sobre el perfil de Ronda y la naturaleza que le rodea.

Allí comenzó la historia de la bodega Schatz, un de las más reconocidas en estos momentos de la Serranía de Ronda y la más antigua de la comarca. Era también el inicio de la recuperación de los viñedos en una comarca que llegó a tener casi 13.500 hectáreas que desaparecieron con la filoxera en 1.878. Tan solo se habían conservados pequeñas parcelas en algunos pueblos para la elaboración de mostos, pero se dejó la producción de vinos.

La bodega cuenta solo con tres hectáreas de viñas que cuida con mimo el propio Schatz, y es que considera que el trabajo principal para la producción de buenos vinos se encuentra en el campo. «Si tienes que hacer mucho trabajo en bodega es que algo no hiciste bien en el campo», repite como un mantra este enamorado de los vinos ecológicos, biodinámicos y naturales.

Es otra de sus apuestas personales cuando esta nueva moda que llega con fuerza al mundo del vino casi nadie la conocía. Eso sí, ser natural no significa que se pueda llevar al mercado cualquier cosa. «Tienen que ser vinos de calidad y correctos», dice Schatz, aunque reconoce que esta forma de elaboración tiene sus riesgos.

Entre sus técnicas considera fundamental hacer una buena poda en verde para la selección de los racimos y que cada planta no produzca más de kilo o kilo y medio. Además, una vez realizada la vendimia, introduce el llamado pie de cuba, que no es otra cosa que una fermentación adelantada realizada en un pequeño recipiente con unos dos kilos de uva que se cortan una semana antes del inicio de la recogida de cada variedad.

En la actualidad elaboran cuatro variedades de vinos tintos, un rosado y un blanco. Una pequeña producción, dada la dimensión de la bodega, que en algunos casos se agota al poco tiempo de salir al mercado como suele ocurrir con su blanco y rosado de los que se dispone de unas 2.000 botellas.

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