El chef Raúl Mateos lleva años realizando un trabajo callado por la gastronomía de Ronda, uno de los grandes atractivos de la ciudad del Tajo más allá de su conocido patrimonio y la majestuosidad de su naturaleza.
Situado en la misma ubicación de La Carroza, de un mítico local de la ciudad que regentaban sus abuelos, Casa Mateos es en estos momentos una de las referencias de la restauración local con una combinación de tapas y platos en los que existe un mismo hilo conductor, el sabor.
Mateos mantiene en su carta una serie de bocados que sus clientes conocen sobradamente y son un acierto seguro, aunque la inquietud del chef le lleva a presentar habitualmente sugerencias del día que hacen que incluso para los más habituales una visita pueda convertirse en una inesperada experiencia gastronómica.
De su habilidad con los fogones ya habló el chef Benito Gómez, dos estrellas Michelin, elogiando precisamente su habilidad para encontrar en punto exacto con los aliños para conseguir sabores únicos.
Las tapas siguen presentes
Además, en un mundo marcado por los platos únicos en los que la tapa se encuentra en claro retroceso en muchos locales, en este gastrobar además de tener su sección propia también ofrecen la posibilidad de servir bocados únicos de algunas de sus elaboraciones que sirven por plato completo como las pavías de merluza o las croquetas de puchero, algo que es de agradecer.
En su cocina se presenta una combinación de sabores tradicionales con otras elaboraciones mucho más complejas para los amantes de platos mucho más elaborados.
La ensaladilla de la abuela (un acierto no llamarla rusa) mantiene la esencia del corte de patata y huevo a cuchillo con su correspondiente pimiento rojo. Una tapa que convive con el hojaldre de sardina con tomate dulce, otro de sus clásicos.
Además, sus hamburguesitas de rabo de toro también son fijas junto a otros platos como los huevos estrellados con jamón ibérico, huevos trufados con jamón de pato o los champiñones salteados con langostinos.
Los guiños a la Serranía tampoco faltan con presencia de sus chacinas y quesos, presentes en elaboraciones como el tartar de salchichón con pimiento dulce y lima o el mollete de carne mechá con cebolla al jerez y mojo.
Reivindicación del chivo y el conejo
A ello se unen otros platos mucho más atrevidos como la ensaladilla de perdiz en escabeche con huevo frito, las habitas trufadas con huevo de codorniz una combinación tan fresca como potente como son garbanzos aliñaos con picadillo de tomate y Melva.
En el apartado de carnes también existe una apuesta por productos vinculados a la gastronomía local de forma histórica y que fueron la base de la alimentación durante décadas. No podía faltar la paletilla de chivito con ‘papas fritas’ en la tierra de la cabra Montejaqueña, llamada Payoya en la zona gaditana de la Serranía.
También hay una apuesta por otra carne venida a menos pero que es otro de los manjares de nuestra gastronomía. Las paletillas de conejo al ajillo con puré son de esos platos que deberían estar en cualquier restaurante.
Para finalizar la comida los postres también ofrecen diversas opciones con guiños a productos de la zona como las castañas glaseadas del Valle del Genal o torrijas asadas que mantienen todo el año.
Una bodega con sabor andaluz y muy local
Ronda es una tierra de vinos y sus más de 20 bodegas ofrecen una amplia variedad de posibilidades entre blancos, rosados, tintos y algún espumoso. No faltan entre las posibilidades de copeo varios vinos rondeños y también cuenta con una fuerte presencia de vinos andaluces, algo de agradecer, ya que cuando se visita una región vinícola lo recomendable es degustar algunas de sus referencias para ampliar el paladar y salir de nuestra zona de confort.