La bodega Huerta de la Condesa ha lanzado su propio vino bajo velo de flor, una edición limitada de 99 botellas de un cuarto de litro que acaba de ser embotellado. Elaboración que el enólogo de la bodega, Agustín Millán, decidió sacar adelante tras detectar que había salido velo. «Decidí meterlo en una barrica y apartarlo de todo en el último rincón que tenemos en la bodega», explica Millán, que ahora se siente muy satisfecho con el resultado de este viognier de la añada 2022 con 4 meses de crianza en barrica que viene a sumarse a esas otras referencias especiales que existen en la zona, como es otro vino bajo velo de flor que elabora desde hace unos años la bodega Descalzos Viejos y que forma parte en exclusiva de la carta del biestrellado restaurante rondeño Bardal.
Pero no es la única novedad que presenta esta bodega en el mercado, ya que también cuenta con Giroscópico 90º, una elaboración que llegó en el último año como un proyecto personal del propio enólogo junto al propietario de la bodega, Luis Cepedano. «Para mí es muy importante que Luis me propusiera hacer este proyecto conjunto, ha sido un gesto de cariño», dice Millán, que se muestra muy orgulloso de este primer vino propio que lanza al mercado.
Vino muy exclusivo
Al igual que el anterior, la primera añada también es una edición limitada que tan solo puede degustarse en Bardal, Pedro Romero o el restaurante del hotel Fuente la Higuera. Mientras tanto, la segunda añada tendrá un poco más de extensión, aunque esa segunda barrica que pudo elaborarse de este viognier se destinará en exclusiva a Suecia. El resto volverá a estar disponible solo para aquellos clientes que elijan alguno de los restaurantes anteriores para realizar alguna de sus comidas.
Una gama especial de vinos que tiene previsto incorporar un nuevo Giroscópico 120º a base de petit verdot, ya que todos ellos serán monovarietales y conformarán una línea de vinos premium de pequeñas tiradas. Además, aquellas añadas que no reúnen las condiciones de máxima calidad exigidas para su elaboración no saldrán al mercado.
La singularidad de Ronda es que no tiene singularidad
Millán ha sido uno de los últimos enólogos en incorporarse a la Serranía rondeña y se muestra convencido de las posibilidades que tiene la zona como productora, aunque reconoce que no la conocía cuando le propusieron venirse a trabajar. «La singularidad de Ronda es que no tiene singularidad», y es que cada referencia es distinta a cualquier otra que pueda existir aunque se trabaje con la misma uva.